¿Qué chingaos son los parabenes?
Llevamos ya tiempo escuchando hablar de los parabenes y de lo peligrosos que son para nuestra salud pero creo que rara vez nos sentamos a realmente mirar qué es este ingrediente que se encuentra en casi todos (por no decir todos...) los productos cosméticos que utilizamos, para qué sirve y qué efectos realmente tiene en nuestros cuerpos. Este post va dirigido única y exclusivamente a responder a esta pregunta.
¿Qué son los parabenes?
La verdad que no es tan complicado. Básicamente son conservantes de productos. Son aditivos que se echan en los productos para que no se estropeen actuando como bactericidas y fungicidas, de esta manera evitando que el producto pierda efectividad.
Y bueno, como todo en esta vida, hay de dos tipos: orgánicos y químicos. Y, ¡adivinen cual es el más utilizado y porqué! Obvio. El químico. ¿Por qué? Porque es más barato y fácil de producir (es decir, en una fábrica).
Es curioso, porque investigando para este post, y bueno, para mí misma (que ya les he dicho que me he propuesto el eliminar el mayor número de químicos y plásticos de mi uso diario), he descubierto que en el arándano se pueden encontrar parabenes orgánicos. ¡Con lo que me gustan a mi los arándanos y más de que supe que eran super antioxidantes y buenos para recuperarse de la cistitis! ;)
Pero claro, el 90% de los parabenes que se utilizan son, por supuesto, sintéticos y además conocidos por muuuuchos otros nombres que complican su identificación. Ahí les van algunos:
- metilparabeno (methylparaben, Número E E-218)
- etilparabeno (ethylparaben, E-214)
- propilparabeno (propylparaben, E-216)
- butilparabeno (butylparaben)
- isobutilparabeno (isobutylparaben)
- isopropilparabeno (isopropylparaben)
- bencilparabeno (benzylparaben)
¿Dónde los encontramos?
Pues en todas partes. Es un compuesto químico que utilizan la industria cosmética, farmacéutica e incluso la alimentaria. Finalmente es un conservante y ya ven que casi ningún producto de supermercado o farmacia que tengamos en casa se ponen feos y todo gracias a los parabenes. Es un comentario sarcástico... :)
¿Esto qué quiere decir? Pues que lo podemos encontrar en yogures, carne, desodorantes, cremas, shampoos, geles, lubricantes, medicamentos tópicos, pastas de dientes, autobronceadores...y un largo etcétera.
Lo bueno (y lo malo) es que se utilizan en muy pequeñas cantidades en los productos. Y digo malo, porque es justamente por esto que no están prohibidos por las autoridades sanitarias. La Cosmetic Ingredient Review solo lo considera cancerígeno a partir de una cantidad de 25%. Habitualmente solo se utiliza en 0,01-0,3%. Con este dato en mente podemos pensar que no corremos ningún peligro, pero claro, cuando nos damos cuenta que lo podemos encontrar en TODOS los productos que consumimos en nuestra vida diaria, ahí ya sí te empiezas a preocupar.
¿Cuales son sus impactos en nuestra salud?
Siento ser la portadora de malas noticias, pero parece que lo menos malo que te puede pasar es que sientas irritación o enrojecimiento en la piel o que se desarrolle en una dermatitis.
Lo más preocupante llegó a la luz cuando el Journal of Applied Toxicology publicó un estudio de 2004 en el que confirmaban que se habían detectado parabenos en ciertos tumores mamarios. No llegó a confirmar si tenía relación en la formación del cáncer. Pero lo que sí se sabe es que estos compuestos tienen una acción que imita a los estrógenos (hormonas sexuales, esteroides), y que esto podría contribuir al desarrollo de los tumores cancerígenos. También pueden actuar como perturbadores endocrinos obstaculizando la acción de las hormonas humanas y desregulando el sistema hormonal hasta el punto de poder provocar cáncer de mama en las mujeres o la disminución de la fertilidad en los hombres.
A mis oídos esto suena horrible y prefiero simplemente intentar evitarlos solo por si acaso.
¿Existen sustitutos o alternativas no nocivas?
Por lo que he podido encontrar, además de los parabenos orgánicos que se pueden encontrar en los frutos como los arándanos, también se puede utilizar la vitamina E de origen orgánico como el tocopherol, que está desarrollando una empresa española ahora empezando a producir también en México, o el extracto de semillas de pomelo.
Otra alternativa que me ha parecido muy interesante es el uso de envases adecuados que disminuyen la contaminación de los productos durante su uso. Esto hace que sea necesaria una menor utilización de conservantes reduciendo la probabilidad de que el producto se vea afectado por bacterias en el aire, en nuestras manos o en el agua.
En fin, que ni es oro todo lo que reluce ni es cáncer todo lo que huele a mierda (perdonen mi vocabulario). Lo que siempre defenderé será el no uso de sustancias que no me confirmen que son inocuas y, el ojo crítico. No me fiaré jamás de las grandes industrias, como en este caso la cosmética, farmacéutica o alimentaria, controladas por lobbies e ingentes cantidades de dinero. Mi consejo: comprar orgánico siempre que sea posible.
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